lunes, 11 de febrero de 2019

Origen de la festividad al Señor del Calvario de Facalá


“Soy Jesús Vicente Rodríguez Mimbela. Mi edad, voy a cumplir 64 años; nací en Facalá. Mi padre es Felipe Rodriguez Vásquez también nacido en Facalá, mi abuelo Manuel Rodríguez Sánchez también nació en Facalá incluso mi bisabuela está enterrada en lo que fue la iglesia antigua de Facalá. Mi mamá Bacilia Mimbela Muñoz; por parte de ella mi abuelo ha sido ascopano Alejandro Mimbela Pumacela y mi abuela Estafanía Muñoz Alva, ella y su descendencia son facalaneros.

Mi devoción al Señor del Calvario es toda una vida. La familia me llevó por ese camino. Yo le cuento, por ejemplo, en la casa podía faltar el pan, pero no la oración. Todos los días antes de dormir mi mamá nos hacía rezar el rosario y como éramos diez hermanos un día rezaba uno. Todos los días nos turnábamos para rezar el rosario.

Mi vida la he dedicado al trabajo íntegramente y al servicio del Señor. No tengo hijos, soy soltero. En mi juventud yo quise ser sacerdote por eso tal vez yo no formé familia porque estaba con la idea que en cualquier momento…pero el Señor nos escoge, tal vez no tenía las condiciones.
Soy profesor de Comunicación, actualmente voy a trabajar en el colegio de Roma IE Víctor Raúl Haya de la Torre. Oficialmente ya al cuidado de la Capillita hoy ya iglesia (Facalá) voy a cumplir en octubre 47 años”.
La imagen saliendo de la iglesia Facalá


¿Cómo se origina esta fiesta?
“Lo que yo sé de los mayores, los que frecuentaban la procesión los fieles devotos, pero sí me dijo Don Francisco Sarmiento (ya fallecido), que cuidaba al Señor, él me conversaba que esta procesión la iniciaron los agricultores justamente en tiempos de sequía. Cuando no había agua, lo traían al Señor de Facalá al Barrio Pampa de Carrera y ahí le hacían su oración, lo velaban toda la noche, al día siguiente le hacían su misa lo pasaban a la iglesia central y de ahí lo traían a Facalá nuevamente. Solamente duraba un día y una noche. Al Señor lo traían por los restos arqueológicos del Alto La Pichona por ahí había un camino a Ascope. Esta costumbre viene desde tiempos de la Colonia, pues esta imagen es de tiempos de la colonia. No tenemos los datos exactos. El único dato que tenemos del Señor del Calvario lo pone el Doctor Gustavo Álvaro Sánchez (periodista que ha fallecido que trabajaba en “La Industria”) de que al valle Chicama en el tiempo de la Colonia llegaron cuatro Cristos: El Señor de los Milagros de Paiján, el Señor del Auxilio de Chocope; el Señor del Calvario de Facalá y el Señor de la Misericordia de Mocán. Ese es el único dato, pero no precisa en qué año.

Facalá ha sido una semiparroquia. En Facalá ha habido una especie de convento, ahí ha habido párrocos; y el párroco de Facalá en la antigüedad administraba los sacramentos en Ascope (en Ascope había una capilla, no había iglesia), en Mocan, en Roma o Tulape. En ese tiempo Facalá era más importante que Ascope porque era una de las haciendas más importantes del valle Chicama. Ahí teníamos una iglesia grande, así lo dice el doctor Sousa, tenía casi 50 metros de fondo, era una iglesia muy hermosa. Cuando usted va a Facalá y ve como una huaca al costado de la iglesia nueva esos son los restos de la iglesia antigua, al costado estaba el cementerio, por eso le dije al inicio que mi bisabuela estaba enterrada ahí. En memoria de los facalaneros que están enterrados ahí, no se ha tocado.

Con respecto al Patrón, solo era sacado cuando había sequía, pero la sequía no era todos los años. Ellos veían que solo se acordaban del Patrón cuando no había agua y estaban en apuros entonces dijeron:
  • ¡Hay que llevarlo todos los años!

Más o menos en el año 1967, el Señor ya no quedó en Pampa de Carrera sino quedó en La Capilla. Entonces los devotos comenzaron a hacerle su fiesta. Primero que quede en La Capilla y luego vaya al pueblo, así asumieron la celebración. Es entonces que los agricultores casi no participaban más directamente como el señor Carranza y otros que iban ahí. Antiguamente, cuando yo era niño, había dos o tres danzas.

La imagen es de madera policromada con los brazos descolgables. Le hacen mantenimiento. Justo antes de traerlo el profesor Sare (de Roma) le ha dado mantenimiento. El Señor tenía sus joyas. Casi en plena fiesta le robaron sus joyas allá en Facalá. Esas joyas eran de acero; pero ya el año pasado le donó mi sobrino Kevin Rodríguez Pretel, que está en Chile, una corona de plata. Vino trayéndolo el año pasado. El Señor le bendijo con un trabajo y él lo primero que hizo fue traerle la corona”.

Sobre los milagros
“Son muchos, yo soy testigo. Muchos vienen desconsolados y luego alegres dando gracias.
Entre los milagros le cuento uno más reciente. A una enfermera le detectaron tumor en el seno. Sus tíos son de Casa Grande, son devotos del Señor del Calvario. Ya se la llevaban a Lima y ella tenía cáncer. Ya le habían sacado antes el tumor en Lazarte (Trujillo) y poder seguir después con el tratamiento. Le mandaron a Lima a neoplásicas. Llevaron la ropa del santito y le ponen a la enfermera internada. Fue una comunidad ‘Bodas de Caná’ que hizo oración con el sudario ahí puesto.
Luego le hacen los análisis, lo ve el doctor y dice:
  • ¿Por qué le han extirpado el seno si ella no tiene nada? Ella no tiene cáncer.

El nombre de ella no lo sé, pero es de Trujillo y no conocía al Señor. Don Agustín Correa que vive en Casa Grande, quien es muy devoto, lo cuenta.

Otro milagro; a propósito de la traída del Señor. Sucede que el señor Agustín Correa tenía una prótesis en su pierna y ya no podían cambiarle por la edad. Ya no puede caminar. A Facalá va en su bastón o en su silla de ruedas. Ya no podía caminar más. Es entonces que le dice a su esposa:
Adelántense a La Capilla para irnos luego por Ascope a Casa Grande.
Se quedó solo atrás. La procesión lo dejó solo y avanzamos nosotros. Se le aparece un señor en una bicicleta y conversan:
  • Maestrito ¿a dónde va?
  • Estoy acompañando a mi Señor, pero me quedé al último porque ya no doy más.
  • No se preocupe señor. Tome mi bicicleta, llévela y déjela donde yo le voy a indicar.

Agustín Correa se vino en bicicleta y dejó la bicicleta donde le indició el desconocido, aunque nunca lo había visto en la procesión.

Otro milagro sucedió a la familia Casanatán. El señor Casanatán tiene un sobrino en Lima y se puso mal, el doctor les dijo que no había nada qué hacer. La mamá del muchacho, Amelia Ortecho (abogada), se vino a la procesión cuando el Señor estaba de regreso un domingo a Facalá. La procesión se detuvo y ella con un polo le pasó al Señor todo el cuerpo, se regresó a Lima y llevó al hospital y le puso al enfermo. El enfermo se mejoró y ahora está en el extranjero”.




Fuente oral: Sr. Jesús Vicente Rodríguez Mimbela.
Entrevista hecha por: Miguel Núñez Bartolo-Oficina de Turismo de la Municipalidad Provincial de Ascope.
Fotos: Miguel Núñez Bartolo.

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