“Soy Jesús Vicente Rodríguez Mimbela.
Mi edad, voy a cumplir 64 años; nací en Facalá. Mi padre es Felipe Rodriguez
Vásquez también nacido en Facalá, mi abuelo Manuel Rodríguez Sánchez también
nació en Facalá incluso mi bisabuela está enterrada en lo que fue la iglesia
antigua de Facalá. Mi mamá Bacilia Mimbela Muñoz; por parte de ella mi abuelo
ha sido ascopano Alejandro Mimbela Pumacela y mi abuela Estafanía Muñoz Alva,
ella y su descendencia son facalaneros.
Mi devoción al Señor del Calvario
es toda una vida. La familia me llevó por ese camino. Yo le cuento, por
ejemplo, en la casa podía faltar el pan, pero no la oración. Todos los días
antes de dormir mi mamá nos hacía rezar el rosario y como éramos diez hermanos
un día rezaba uno. Todos los días nos turnábamos para rezar el rosario.
Mi vida la he dedicado al trabajo
íntegramente y al servicio del Señor. No tengo hijos, soy soltero. En mi
juventud yo quise ser sacerdote por eso tal vez yo no formé familia porque
estaba con la idea que en cualquier momento…pero el Señor nos escoge, tal vez
no tenía las condiciones.
Soy profesor de Comunicación,
actualmente voy a trabajar en el colegio de Roma IE Víctor Raúl Haya de la
Torre. Oficialmente ya al cuidado de la Capillita hoy ya iglesia (Facalá) voy a
cumplir en octubre 47 años”.
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La imagen saliendo de la iglesia Facalá |
¿Cómo se origina esta fiesta?
“Lo que yo sé de los mayores, los
que frecuentaban la procesión los fieles devotos, pero sí me dijo Don Francisco
Sarmiento (ya fallecido), que cuidaba al Señor, él me conversaba que esta
procesión la iniciaron los agricultores justamente en tiempos de sequía. Cuando
no había agua, lo traían al Señor de Facalá al Barrio Pampa de Carrera y ahí le
hacían su oración, lo velaban toda la noche, al día siguiente le hacían su misa
lo pasaban a la iglesia central y de ahí lo traían a Facalá nuevamente.
Solamente duraba un día y una noche. Al Señor lo traían por los restos
arqueológicos del Alto La Pichona por ahí había un camino a Ascope. Esta
costumbre viene desde tiempos de la Colonia, pues esta imagen es de tiempos de
la colonia. No tenemos los datos exactos. El único dato que tenemos del Señor
del Calvario lo pone el Doctor Gustavo Álvaro Sánchez (periodista que ha
fallecido que trabajaba en “La Industria”) de que al valle Chicama en el tiempo
de la Colonia llegaron cuatro Cristos: El Señor de los Milagros de Paiján, el
Señor del Auxilio de Chocope; el Señor del Calvario de Facalá y el Señor de la
Misericordia de Mocán. Ese es el único dato, pero no precisa en qué año.
Facalá ha sido una semiparroquia.
En Facalá ha habido una especie de convento, ahí ha habido párrocos; y el
párroco de Facalá en la antigüedad administraba los sacramentos en Ascope (en
Ascope había una capilla, no había iglesia), en Mocan, en Roma o Tulape. En ese
tiempo Facalá era más importante que Ascope porque era una de las haciendas más
importantes del valle Chicama. Ahí teníamos una iglesia grande, así lo dice el
doctor Sousa, tenía casi 50 metros de fondo, era una iglesia muy hermosa.
Cuando usted va a Facalá y ve como una huaca al costado de la iglesia nueva
esos son los restos de la iglesia antigua, al costado estaba el cementerio, por
eso le dije al inicio que mi bisabuela estaba enterrada ahí. En memoria de los
facalaneros que están enterrados ahí, no se ha tocado.
Con respecto al Patrón, solo era
sacado cuando había sequía, pero la sequía no era todos los años. Ellos veían
que solo se acordaban del Patrón cuando no había agua y estaban en apuros
entonces dijeron:
- ¡Hay que llevarlo todos los años!
Más o menos en el año 1967, el
Señor ya no quedó en Pampa de Carrera sino quedó en La Capilla. Entonces los
devotos comenzaron a hacerle su fiesta. Primero que quede en La Capilla y luego
vaya al pueblo, así asumieron la celebración. Es entonces que los agricultores
casi no participaban más directamente como el señor Carranza y otros que iban
ahí. Antiguamente, cuando yo era niño, había dos o tres danzas.
La imagen es de madera
policromada con los brazos descolgables. Le hacen mantenimiento. Justo antes de
traerlo el profesor Sare (de Roma) le ha dado mantenimiento. El Señor tenía sus
joyas. Casi en plena fiesta le robaron sus joyas allá en Facalá. Esas joyas
eran de acero; pero ya el año pasado le donó mi sobrino Kevin Rodríguez Pretel,
que está en Chile, una corona de plata. Vino trayéndolo el año pasado. El Señor
le bendijo con un trabajo y él lo primero que hizo fue traerle la corona”.
Sobre los milagros
“Son muchos, yo soy testigo.
Muchos vienen desconsolados y luego alegres dando gracias.
Entre los milagros le cuento uno
más reciente. A una enfermera le detectaron tumor en el seno. Sus tíos son de
Casa Grande, son devotos del Señor del Calvario. Ya se la llevaban a Lima y
ella tenía cáncer. Ya le habían sacado antes el tumor en Lazarte (Trujillo) y
poder seguir después con el tratamiento. Le mandaron a Lima a neoplásicas.
Llevaron la ropa del santito y le ponen a la enfermera internada. Fue una
comunidad ‘Bodas de Caná’ que hizo oración con el sudario ahí puesto.
Luego le hacen los análisis, lo
ve el doctor y dice:
- ¿Por qué le han extirpado el seno si ella no tiene nada? Ella no tiene cáncer.
El nombre de ella no lo sé, pero
es de Trujillo y no conocía al Señor. Don Agustín Correa que vive en Casa
Grande, quien es muy devoto, lo cuenta.
Otro milagro; a propósito de la
traída del Señor. Sucede que el señor Agustín Correa tenía una prótesis en su
pierna y ya no podían cambiarle por la edad. Ya no puede caminar. A Facalá va
en su bastón o en su silla de ruedas. Ya no podía caminar más. Es entonces que
le dice a su esposa:
Adelántense a La Capilla para
irnos luego por Ascope a Casa Grande.
Se quedó solo atrás. La procesión
lo dejó solo y avanzamos nosotros. Se le aparece un señor en una bicicleta y
conversan:
- Maestrito ¿a dónde va?
- Estoy acompañando a mi Señor, pero me quedé al último porque ya no doy más.
- No se preocupe señor. Tome mi bicicleta, llévela y déjela donde yo le voy a indicar.
Agustín Correa se vino en
bicicleta y dejó la bicicleta donde le indició el desconocido, aunque nunca lo
había visto en la procesión.
Otro milagro sucedió a la familia
Casanatán. El señor Casanatán tiene un sobrino en Lima y se puso mal, el doctor
les dijo que no había nada qué hacer. La mamá del muchacho, Amelia Ortecho (abogada),
se vino a la procesión cuando el Señor estaba de regreso un domingo a Facalá.
La procesión se detuvo y ella con un polo le pasó al Señor todo el cuerpo, se
regresó a Lima y llevó al hospital y le puso al enfermo. El enfermo se mejoró y
ahora está en el extranjero”.
Fuente oral: Sr. Jesús Vicente Rodríguez Mimbela.
Entrevista hecha por: Miguel Núñez Bartolo-Oficina de Turismo de la
Municipalidad Provincial de Ascope.
Fotos: Miguel Núñez Bartolo.
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